Cierro mi periplo siciliano. Si pueden, viajen alguna vez a este maravilloso lugar, sin prisas, paladeando. Es una isla enorme, tremenda, con un patrimonio brutalísimo y una belleza inusitada. Con una gastronomía soberbia, esas deliciosas aceitunas, los pistachos, los helados.... y sobre todo la gente. Son acogedores, se interesan por ti, te cuentan sus cosas y quieren saber tu parecer. Con toda la imperfección de una Italia decadente, pero sin ningún problema de vivir así, anclados en otros tiempos plenos de calidad, sensaciones, sabores y olores. Herencias españolas, griegas, italianas, normandas, musulmanas... gente respetuosa, muy religiosa a veces, pasional, práctica y sonriente.
No quieran tragarse la isla, es imposible, cada ciudad, cada rincón, merecen su tiempo. Huyan de los puntos turísticos y busquen el tesoro de lo diferente, que existe. Sicilia inolvidable.
2 comentarios:
Me han traído tus post bonitos recuerdos de Sicilia, también disfrutamos mucho salido un poco de las rutas habituales, lo que alquilamos un coche para recorrer la isla, y ufff como conducen de mal, sin respetar señales... un abrazo
Me alegra haber estimulado esos recuerdos, que seguro son estupendos.... me alegra haber compartido destino, un abrazo José Antonio.
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