Zaragoza, a nivel patrimonial, nunca deja de sorprender, para mal. Este palacio, o lo que queda de él, está lindante al Arco del Deán, en un lugar mágico de la ciudad. Fue de la familia Labata (desde el XVI) de los Albión, en el XVII de los Marqueses de Lazán, en 1775 nació en el Inmueble Palafox, héroe de los Sitios. Fue Capitanía, tras ello de los Condes de Bureta, cedido a las Paulas como un lugar asistencial. En 1991, y aquí viene el desastre, había un maravilloso proyecto para convertir el edificio en Museo de los Sitios.... hubiera sido perfecto, con proyecto de José Laborda, demasiado bello para salir adelante. En 2001, cataclismo derribo total del interior, del patio, la capilla y las estructuras y consiguiente construcción de una mierda absoluta con oficinas, residencia de ancianos y otras hierbas. Sin respetar la fachada, la estructura original de los vanos, en fin, nada que ver con un palacio aragonés... el colorcito rojo teja ya la guinda.
Pero no se vayan muy lejos señores, aún hay más. Cada fin de semana me deleito con el zócalo de sillares de piedra que, en un alarde de estilismo y cariño patrimonial, ha sido revocado con una infame capa de cemento digna del peor inmueble de la ciudad. Hablamos del Palacio donde nació Palafox, pared con pared con la Casa del Deán, a unos metros de la Catedral de La Seo.
Debería darnos vergüenza sonrojante a los todos los zaragozanos y a los responsables de Patrimonio del Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón ante tal infamia. Es difícil encontrar en Europa una afrenta de este calado.
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