La verdad es que disfruto mucho más de las películas de Disney de la época de transición que de lo que me llega hoy en día, tan perfecto, tan digital, tan políticamente correcto en razas, sexos, igualdad, bondad, amistad, decencia.... cuando el mundo es todo menos decente.
Tras la muerte de Walt Disney los estudios dieron sus tumbos y tuvieron sus enormes crisis, como las han tenido las grandes franquicias (Marvel, DC, Star Wars, Star Trek). Y es en esa época de transición, que coincide con el fallecimiento de Walt Disney a mediados de la década de los 60, dando tumbos, con nuevas ideas gráficas y una plasticidad muy interesante, analógica, humana y diferente (con gran tinte europeo) la que, quizás, menos valore el público pero que yo adoro.
Y son ese grupo de pelis innovadoras que os recomiendo, 101 Dálmatas, Merlín el Encantador, El Libro de la Selva, Los Aristogatos y, por supuesto, Robin Hood. Tras ellas ya nos metemos en un extraño camino con Winnie the Pooh y Los Rescatadores, pero este quinteto de "trazo grueso" me resulta fascinante. Estos días he podido volver a visionar tres de ellas, es el Disney de taller, artesanal, imperfecto y lleno de energía que nunca volveremos a ver.
2 comentarios:
No estoy nada puesto en Disney pero lo que explicas en tu artículo se podría aplicar muchos fenómenos que se están produciendo en los ultimos 20 años en el cine, música, etc.
Pues sí.... la historia de Disney es muy interesante, y dura.... andan muy desorientados, menos mal que llegaron al acuerdo con Steve Jobs por Pixar sino se iban a tomar viento.... abrazos
Publicar un comentario