Este bonito monumento está un poco olvidado por los zaragozanos, y es una pena, porque es un símbolo de la tenacidad y el empuje de sus gentes.
Cuando Pignatelli propueso crear un canal que uniera el Cantábrico con el Mediterráneo no hubo más que incredulidad y crítica. Cuando el Canal Imperial llegó a Zaragoza, donde está ubicada ahora la fuente, el prohombre decidió construir esta Fuente de los Incrédulos para demostras a los escépticos que, si se quiere, casi todo es posible.
En el centro de la misma hay una placa de piedra de Calatorao que reza:
Incredulorum convictioni et viatorum commodo. Anno MDCCLXXXVI.
Para convencimiento de los incrédulos y descanso de viajeros. Año 1786.
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