Ya van unas cuantas visitas a uno de mis rastros más queridos, aunque en esta fechas de agosto se echan en falta algunos ilustres vendedores. Pese a todo ahí estaba la Antiga Cartolería, uno de los puestos de material de kiosko mejores del planeta, o el caballero que vende excelente coches de juguete. Madrugando a la apertura de gran rastro romano, cada día con más vendedores de ropa y calzoncillos, pero conservando aún esas decenas de vendores de antiguo que tan feliz hacen a este que escribe.
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