Si usted desea vivir un momento interesante, en medio del bullicio pero aislado del mismo y como selecto observador del loco centro de Milán, nada mejor que Camparino.
Campari nace en Novara de la mano de Gaspare Campari. En 1904 se abre la planta de producción en Milán y en 1915 se abre Camparino en pleno centro de la ciudad, al lado del Duomo. Aquí nacen los famosos cócteles Negroni o Americano y acaba todo convirtiéndose en un símbolo del hedonismo, el disfrute y de la misma identidad italiana. Camparino sigue ahí, y si usted lo desea puede disfrutar de un delicioso Americano en la terraza, con una fuentecilla de pequeños snacks de acompañamiento mientras observa el loco enjambe humano que recorre la plaza más importante de Milano. La atención es exquisita y, si uno es amable, como éste que escribe, la amable jefa de terraza le puede obsequiar con un par de preciosos posavasos.
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