Fantástico rato el vivido en esta librería de Ávila que ya vive sus últimos momentos. Amablemente atendidos por su propietario, tras decenios detrás de una mostrador-cajonera sublime, lleno de categoría y espacios hechos a mano, fuimos dando un paseo por sus antiguos materiales, tintas, productos de papelería demodés, lapiceros, ceras y piezas de colegio de toda la vida. El buen comerciante estaba taciturno y pesimista, muy tocado como el resto de comercios locales y ya nos contaba "que eran sus últimos años". Intenté comprarle alguna pieza retro expositiva, como esa preciosa bandeja de celos, pero no quiso venderme nada. Sí que le compré un genial juego de reglas para dibujar letras y figuras, todo un clásico de nuestra época, el juego completo me lo vendió por 2 euros. Un bonito lugar y una amable persona con muchas cosas que contar.
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