En próximos posts os hablaré sobre los cementerios victorianos que he visitado estos días, pero ahora prefiero hacerlo de Bobby y su curiosa historia. Cerca de las puertas del cementerio de Greyfriars, en la zona de Grassmarket se erige la estatua de este terrier y lo más curioso es que se le erigió en vida. Bobby era la mascota del policía John Gray que murió en 1858 y fue enterrado en el cementerio antes citado, el perrillo veló la tumba hasta que murió 14 años después. Fue alimentado y protegido por los vecinos haciéndose famoso. Como premio y reconocimiento a su fidelidad le levantaron la estatua aún en vida y hoy yace en el mismo cementerio junto a su amo y con su propia, cuidada y floreada lápida. Bobby es un símbolo de fidelidad para todos los ciudadanos escoceses y puedes encontrar, en librerías y tiendas, numerosos cuentos, libros y comics dedicados a su pequeña figura.
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