Hacía días que tenía intención de acercarme a este antiguo espacio reconvertido en zona cultural. No por las exposiciones que contiene, sino por visitar lo que quedara de la Fábrica Zorraquino, conocida por sus guirlaches, turrones y chocolates, todo un clásico aragonés. Me he quedado sorprendido de que a estas buenas gentes les hayan dado cualquier tipo de permiso para abrir un espacio en dicho local, ya que se encuentra en situación precaria, con piezas aquí y allá. Está tal cual quedaría el día que se trasladaron los turroneros. Pueden verse armarios, cajas de frutas, viejas lámparas o alguna pieza de maquinaria. Auténtico es poco, y como espacio contenedor de arte, pues me gusta, aunque resulta paradójico que sitios con tantas posibilidades no hayan recibido una rehabilitación merecida. Está claro que este lugar permanece en pié porque los propietarios llegaron ya tarde al derribo y, ahora, esperan en alquiler hasta su no lejana destrucción. Ha sido bonito recorrerlo y había cositas expuestas interesantes. Creo que hay otro ala, más rehabilitada que no pudimos visitar y que se encuentra en bastantes mejores condiciones y al que, un grupo de personas emprendedoras y sensibles, le han dedicado esfuerzo e ilusión. Eso lo dejamos para otro día. Hasta esa fecha, ahí os van unas fotos de este interesante lugar. Se que Zorraquino se fundó en 1890, una empresa familiar, pero desconozco las fechas y periodo en que se utilizaron estas instalaciones.
2 comentarios:
Gracias por tus comentarios y fotos, es un viaje en el tiempo, ahora ya en su fase agónica, el derribo la espera como es habitual en esta madrastra ciudad con su cultura y patrimonio. El Ayuntamiento se porta mal con su ciudad, con sus gentes, con su entorno.
Gracias por tu comentario Belén... escribí este post en 2013 y tengo previsto visitar estos días este espacio. Con la ciudad se porta mal la ciudad, más allá del Ayuntamiento. El Gobierno, el Ayuntamiento, las instituciones, las empresas y los propios ciudadanos. Adoro viajar y he viajado, siempre curioso y siempre atento a los ejemplos de conservación que encuentro aquí y allá, en países cultos y avanzados, y en otros menos avanzados pero sí cultos y con alta autoestima que saben que el patrimonio industrial, gráfico, comercial, es parte de su esencia y de su ser.
Como pone en una parte de este blog, se conserva lo que se ama, y se ama lo que se conoce. Esta ciudad no sabe ni conoce, excepto una pequeña minoría sufridora.... y como no conoce no ama, y como no ama destruye y derriba. Una ciudad que conociera a Zorraquino, Averly, Endesa, El Pelñicano, Hogar Moderno, Espumosos o el Pago PAgo , trabajaría para conservarlo, tuviera el dueño que tuviera.... desde patrimonio con unas normas de cumplimiento en cuanto a arquitectura, diseño, estructura industrial, patrimonio gráfico, documentación, etc.... desde el propio tejido industrial y comercial con el cariño, amor y cuidado de proteger un legado que a todos interesa, o no?
Si seguimos así no tendremos nada que proteger porque nada tendresmo que amar y no sabremos nada, no sabremos quienes somos, no nos querremos, vendrá alguien que se quiera más a sí mismo y colonizará la ciudad, constructores y franquicias... es el triste legado que vamos a dejar a nuestros hijos.
Si yo te contara historias de desastres no acabaría. Y tengo muchas.
Gracias por tu comentario, fuerte abrazo.
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