Pasear por el barrio de las Delicias y aledaños, en Zaragoza, es divertido, entretenido, curioso y algo decadente a la vez. Comercios perdidos, rótulos imposibles, mercados más vivos que ningún otro en la ciudad, tiendas bizarras, comerciantes veteranos, bares llenos de esencia y buenas gentes. Mezcla de nacionalidades y mucha diversión. Rótulos (que me encantan) herederos de aquel esplendor de los 70, edificios que aún conservan la firma del arquitecto y la constructora de principios de siglo, tiendas que reparan ¡¡¡¡calculadoras y máquinas de escribir!!!, comercio latino, papelería sesentera, viva lo ecléctico. Lo que me dio mucha pena es que pasé por un comercio, Papelería Mercedes, que tenía uno de los rótulos más bonitos de la ciudad.... cual fue mi sorpresa al ver que había sido sustituido por un penoso planchón de feo plotter, puaj.... hable con la tendera "era viejo". Es lo que hay.
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