Enamorado estoy del poker de discos que constituyen las 4 últimas propuestas de esta banda sueca de Gotembourg. Land of the Freaks, Move, Organic y Dead soul men. Limpios, melódicos, duros, blandos, progresivos, poperos, sin una canción mala (y ya es difícil la cosa) con imagen, simpáticos, divertidos, virtuosos, sencillos.... inclasificable esta cocina freak. Capitaneados por un Mattias Eklundh virtuoso, limpio como una cuchilla y dominador de las 6 cuerdas con pulcritud cirujana, crudeza y un sentido del riff raro de encontrar.... Christer Ortefors al bajo, showman, con cuidada estética y poderoso trabajo de mantenimiento del power trío. Bjorn Fryklund a las baquetas soberbio, matemático, arrítmico y complejo, a la vez sencillo.... no se que decir. 48 canciones (12 por disco) llenas de melodías, grandísima calidad, voces estupendas, grandes coros, rock-pop distinto, crudo por momentos, jazzístico por otros, con claros homenajes a Steve Vai en otros, con solos memorables y fascinantes pasajes. Canciones cortas, digeribles, buscando no cargar al personal con enmarañadas progresiones en las que no están cómodos. Excelentes intérpretes, grandes canciones y mucha calidad, la maestría de hacer parecer sencillo lo que es muy complejo. Y esa guitarra que rasga como tequila en la garganta, qué bien suena ese guitarrón por Dios!. Sensacionales.
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