Destaco este bonito café visualizado y utilizado en la calle Szeroka 1, en pleno barrio judío de Kamizierz, en Cracovia, por su diseño y concepto. Aunque en el exterior se pueden apreciar diversos locales pequeños de estilo vintage y que nos remontan a la preguerra, en el interior hayamos un solo cafe-restaurante judío, con ambiente trabajadísimo, luminosidad retro, velas, mobiliario y decoración basada en antigüedades y piezas reales (nada de repros), cartas hechas en papel antiguo, con mucho cariño y cuidado, atención selecta y buenos productos. El espacio tiene magia, tiene lógica y tiene buen gusto. Todo ello en un ambiente musical tradicional judío, algo repetitivo y cansino, pero las cosas no pueden ser perfectas. Fantástico para una tarde de lluvia y conversación profunda. Preciosa la estufa que preside la sala, magníficos vestidos y ropajes cuelgan del techo, preciosa la bicicleta del exterior.
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