Hacía muchísimos años que no viajaba a Burdeos y guardaba un recuerdo algo borroso de la ciudad. Estos días he podido paladearla y me he encontrado con una urbe magnífica, moderna, bellísima, cuidada, cargada de historia y querida por sus habitantes.
Impresionante tejido comercial, de calidad y diferencial. Cuidado por el vestir y el pasear.... rincones estupendos, fantástica gastronomía y mejores caldos. Un destino cercano y muy valioso. Los comercios, cómo están recuperados y diseñados es todo un ejemplo que deberíamos seguir. El ciudadano francés respeta y valora su legado cultural y sabes que la arquitectura, como el diseño, en interiorismo y lo estético, además de vivencial, es parte importante de una herencia. Viva la France!
Qué decir de ese comercio de un eliminador de plagas con cuatro ratas muertas atrapadas por cepos...
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