Se han hecho muchas versiones de esta historia de Agatha Christie pero yo me quedo con ésta sin lugar a dudas. Primero por la estupenda y adecuada dirección, pero, sobre todo, por un elenco de actores de esos que emocionan, sobre todo el enorme Walter Huston, el gran Roland Young, siempre elegante y esta vez algo mezquino, el pícaro Barry Fitzgerald, todo un icono del cine costumbrista, Mischa Auer, un complejo tipo ruso con papeles aquí y allá, el formidable Aubrey Smith, Caballero británico de una presencia escénica impresionante, o la inquietante Judith Anderson, siempre con esa cara de mala malísima. Quizás son los "guapos protagonistas" los menos interesantes en todo un clásico del cine que siempre merece la pena rever.
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