Tenía ganas de ver esta peli por dos razones, el gran Timothy Spall, un actor que pese a su físico ha sabido ganarse un enorme hueco en el cine británico e internacional, y la figura de William Turner, pintor referente en las islas. Los británicos saben hacer películas de época como nadie, retratan a los snobs amantes del arte mejor que ningún otro lugar.... El filme es largo y pausado, muy cuidado y respetuoso, lleno de pequeños momentos estelares. La vida de Turner no fue un carnaval, simplemente nos cuenta la delicada evolución del hombre que buscaba la luz, y como su obra va caminando hacia la abstracción y el desencuentro con el público y el mercado, incapaz de comprender todo lo que fuera el canon académico. Una buena película para amantes del arte y la historia, además de quienes quieran disfrutar de los matizados gruñidos de Spall.
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