Más de 2.000 años había aguantado el Templo de Bel a todo tipo de estupideces humanas, sobre todo su "Cella", que es el corazón sagrado de la edificación, espacio que solía ser innacesible al público y que guardaba lo "más sagrado". Ayer fue dinamitado por el Estado Islámico, demostrando una vez más, como está ocurriendo con la mayoría de la ruinas fabulosas de territorio Sirio (como la furndamental Aleppo) su integrismo estúpido, sus acciones ignorantes y zafias.
Un sistema que realiza este tipo de acciones simbólicas se califica a sí mismo. Adiós viejo tiempo de Baal, si la Reina Zebonia levantara la cabeza ya veríamos que pasaba con toda esta cuadrilla de deleznables personajes.
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