No es gran cine, no lo es, pero sí merece mucho ser vista. Adolf Hitler despierta, de manera imprevista, en un solar de Berlín donde se encontraba el búnker donde acabó sus días, pero en 2014. Lo que ocurre después, convertido en un fenómeno mediático, es todo un ejercicio de reflexión. La película parece una profecía de lo que ocurría una año más tarde en un país allende el Atlántico. Va de broma, pero no va de broma el filme y deja el cerebro navegando en un mar de dudas y angustias.
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