Todos los días tomo café en el DERBY, donde sus veteranísimos y ya amigos camareros, tienen a bien servirme uno de los mejores cafés con leche de la ciudad, todo un ritual de barra de acero, bar clásico y protocolos de los de antes. Más de 50 años abierto. Hoy han tenido a bien regalarme un bonito posavasos, de los que ya no se usan, con todo el sabor de los años 70. Tipografía imposible.
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