Vicente Roso es otro de esos olvidados ilustradores patrios que hicieron cientos de portadas, sobre todo para la Editorial Burguera a finales de los 50 y principios de los 60. Me gustan especialmente las de la Colección Corinto que contenían adaptaciones juveniles de clásicos literarios de Verne, Twain y otros. El colorido de sus ilustraciones, el tono de época y esa encuadernación tan excelente con tonos brillantes verdes y amarillos hizo de esta bonita serie un producto muy interesante.
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