Me resultan insufribles los líderes de Metallica. He visto este vídeo un par de veces, usado para promocionar su más que cuestionable y evitable St. Anger.
Metallica fue una banda muy importante para mi. A finales de los 80 y principios de los 90 entraron en mi discoteca particular algunas bandas con un sonido acerado y difícil para la época, Anthrax, Megadetth, Metallica, Malmsteen, y otros muchos. Aquel abanico de discos iniciales de los californianos son un primor, como un afilada cuchilla de afeitar. Master of Puppets es un disco que ha sonado hasta la extenuación en el giradiscos. Pero cambiaron, entraron en la MTV y el mass-media, aplanaron su agresividad y se convirtieron en los U2 del metal, perdiendo toda su personalidad, siempre en mi opinión, llenan estadios pero de hamburguesas con queso.
De aquellos Metallica teloneros de Maiden en los 80 a estos personajes de hoy en día, hay un trecho. El documental muestra el percal que se corta. Siempre me ha encantado la figura de Kirk Hammett, secundaria, callada y asustadiza, Robert Trujillo tiene toda mi admiración y merece cada dólar del cheque que recibe... pero la asombrosa estupidez de Hetfield y Ulrich, ese tomarse en serio a sí mismos hasta el vómito, sus miedos, manías, complicar lo incomplicable, ese querer parecer profundos, esas conversaciones insulsas de teenager inculto, ese postureo artístico, me pone enfermo. Cuando intentan razonar sobre temas profundos parecen una tertulia de televisión basura. El querer parecer unos tipos elevados los convierten en seres mínimos.
No hay quien soporte al amigo Ulrich, su pose es eterna, pretende parecer especial, auténtico, y eso se es, no se fuerza.... Hetfield y sus miedos es una cruz para cualquiera.... sus letras repetitivas, planas, poco profundas y aburridas hasta el extremo, las sesiones creativas de tebeo.
Qué pena Metallica, una marca grande con pequeños seres detrás.
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