Pocas veces me he encontrado con algo así. Una tienda abierta en los años 40, conservada tal cual, en pleno centro de Logroño, con un homenaje bestial a Philips. El dueño, un veterano propietario más amable imposible, casi llora al ver lo que me han gustado todos los tesoros que guarda. Rótulo de prodigio en la fachada, vinilo metálico en el cristal, todos los viejos plafones luminosos de objetos ya obsoletos, homenaje en los techos a las estrellas de Philips, mostrador hecho a mano en Logroño con homenaje al logotipo de Phillips, viejos logos en materiales formidables aquí y allá en la estanterías, y como guinda, esa soberbia figura publicitaria. Un lugar memorable.
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