Visitando este espacio he tenido dos sensaciones, por un lado esperanza por la labor de estos funcionarios silenciosos, que con mimo y sensibilidad, cuidan del patrimonio de todos. Por otro tristeza, por el desconocimiento, dejadez, falta de sensibilidad e incultura de muchos zaragozanos que agreden, sin motivo, nuestro patrimonio común.
Me ha encantado ver como se guardan en estas almacenes piezas romanas, góticas, románicas, junto con obras contemporáneas agredidas por el ciudadano, o las bonitas fuentes de la Plaza del Pilar, preparadas para ser limpiadas y cuidadas.
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