Bueno, gracias a Dios siguen las aventuras de nuestros agentes preferidos. Una nueva entrega, un poco en la línea de las últimas, una búsqueda de trapicheros de drogas a lo largo de toda la geografía española, con un guión bastante deslavazado, anárquico y flojete.
Se notan los años y las ganas. Se echan mucho de menos las entregas por capítulos, que le dan un tono muy bueno, también se echa de menos personajes secundarios o terciarios, en mi opinión, estas últimas aventuras de los de la T.I.A. son, porque los años mandan, el canto del cisne de sus aventuras.
Ya no salen las carcajadas, sí la sonrisa y el cariño con algún chiste memorable. Muy divertido pasar por todas las ciudades importantes de España... ¡¡¡¡sin nombrarlas!!!!, qué locura, en un road cómic de paranoia. Lo que más me gusta de todo es la parte en la que visitan Zaragoza, ciudad querida y mimada por Ibáñez, le dedica casi cuatro páginas, con muchos espacios y rincones, con cariño y respeto.... ver a estos dos por nuestra ciudad me encanta, es inolvidable, tocaba. Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Galicia.... je, todo pensado para no meter la pata.
Desconozco la razón, pero tras 25 años, ha dejado de entintar un muy buen profesional, Juan Manuel Muñoz. Muchos años y un trabajo que merece justísimo reconocimiento. Se incorpora Joan Espinach, que es un dibujante buenísimo, pero que no ha cogido el tino todavía a los esbozos del maestro, y cuando tiene que "construir" se nota que hemos perdido calidad en este arriesgado paso. Pese a todo, aguanta el tipo a nivel gráfico. Los enfermos de esto, como el que escribe, notan claros cambios y muchos errores en la nariz de Mortadelo, en las cabezas de los personajes (El Súper, Filemón), pero el reto era complejo, asumir una responsabilidad que otro ya llevaba haciendo un cuarto de siglo.
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