La paciencia es la madre de la ciencia dicen, y con esta pequeñas cosas del coleccionismo más. Los Chiquicars de Nacoral son caros, están muy valorados y el fantástico garaje que servía para guardarlos como merecen no es una pieza sencilla. Pero apareció este con sus pegatinas y su pátina de muchos aparcamientos y mucha contaminación en La Bola de Barcelona, en una de sus vitrinas. El que se estaba en caja se quedó en Barcelona, demasiado precio para un viejo aparcamiento.
En uno de los parkings aún estaba, revenida y pegada, la vieja rueda de un coche olvidado.
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