Esta bonita botella de Pepsi que guardo tiene detrás una historia que merece ser contada. Corría el año 2013 cuando anduvimos por uno de los países más inolvidables que yo haya visitado, Camboya.
En uno de los espacios que recorrimos nos ayudó Kun, un conductor encantador, humilde y listo. Gracias a él pudimos encontrar espacios poco transitados. Olisqueando por puestecillos callejeros y pequeñas tiendas observé que existían muchos envases de marcas americanas utilizados como medida para venta de gasolina, incluso como jarrón para plantas y otros quehaceres.
Preguntando a nuestro amigo me comentó que, en Krong Battambang existía una vieja embotelladora de Pepsi, abandonada, y que se podían encontrar materiales de la marca. No pudimos ir a ese espacio porque estaba alejado. El día en el que volvíamos a España Kun vino a despedirnos al pequeño aeropuerto, me trajo envuelta en papel de periódico, esta desgastada botella de Pepsi que tenía él en su casa como florero ante el extraño interés que había mostrado por el tema y que él no entendía. Mi sorpresa fue mayúscula ante tal detalle, las viviendas y enseres que tienen en las zonas rurales camboyanas son de una enorme austeridad y para ellos estas pequeñas cosas nunca son poco. Acepté su bonito presente, supe compensarle con otro más útil para su día a día y nos dimos un fuerte abrazo de despedida.
Incluyo unas fotos de la vieja factoría Pepsi en Krong Battambang encontradas online.
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