Totó es un enorme actor italiano muy poco conocido en España. En Italia es un icono al nivel de Sofía Loren, en Nápoles al nivel de Maradona. Actor camaleónico dotado de forma excepcional para la comedia, con una dicción impecable, una voz clara y modulable, una gestualidad sin fin, con ese mirada loca que, lejos de ocultar, utiliza de forma brillantísima, como lo hacía Martin Feldman.
Capaz de hacer varios personajes en la misma película, llevar cicuenta vestuarios diferentes, sacar treinta nuevos tics inolvidables, una bestia. Es el Louis de Funes italiano y, en el caso español, una mezcla entre Pepe Isbert y José Luis López Vázquez. Se nota su inmensa admiración por Groucho, en las miradas sobre todo y en el slapstick. Estoy viendo varias películas de él realizadas por la productora Titanus, sencillas, comedias carne de teatro que se nota provienen de las tablas, sin excesos ni recursos, pero llenas de actores de comedia italianos fabulosos, guiones imposibles y carcajadas desternillantes. Gran Totó, vayan a por él.
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