Estos libros fueron mis primeros libros escolares. Milagrosamente los guardo. Son icónicos y muy populares porque a finales de los 60 principios de los 70 la homogeneidad de estas publicaciones en los colegios era tremenda, no existían las Comunidades Autónomas y la presencia de la Iglesia Católica en todo lo relacionado con lo editorial era muy poderosa. El Catecismo era un libro imprescindible que había que aprenderse de memoria, los libros de lecturas eran interesantes, doctrinarios pero estaban bastante bien ilustrados y me resultaban entretenidos.
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