Siempre es un placer ir al rastro de Tarragona, aunque no esté pasando por su mejor momento y lejos queden aquellos años de los cuarenta o sesenta puestos, pese a todos, se lo garantizo a ustedes, siguen apareciendo cosas maravillosas, todavía hay caladero. Si, además, saludos a los cracks de toda la vida la cosa mejora, sobre todo ver a “El Maño”, un octogenario que lleva en la chatarra toda la vida y con el que siempre he compartido risas y aprecio. Cosas sencillas y divertidas, sin demasiadas pretensiones, poco más.
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