Si nos ponemos no ponemos no?. Sea bruja o no, no es de recibo este senicidio de la bruja come niños. Seguramente algo le pasó en su niñez a la pobre mujer, falta de afecto? ¿hambre? ¿azotes paternos o maternos? ¿problemitas en clase?, hay que respetar. Eso sí, que ella se llenara la panza de deliciosos retoños es, quizás, una falta intolerable por el uso de carbones o productos no sostenibles en el horneado de la choza brujil. Deberían poner orden sí o sí sobre los cuentos que leen nuestro infantes. O hacer como en aquel evento adelantado a nuestro presente, el 10 de mayo de 1933 en pleno Berlín, y quemar toda la literatura anterior a este momento actual en la plaza de cada ciudad, incluidos los clásicos, o la propia Biblia, Mark Twain, Cervantes, o el inefable Unamuno.... todos a la hoguera.
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