Dresden es una ciudad con un mérito extraordinario. Arrasada en la Segunda Guerra Mundial casi en su totalidad han sabido resurgir de sus cenizas y la urbe se muestra maravillosa, llena de vida y posibilidades. Merece la pena visitar el barrio de Neustadt que, además de un interesante tejido urbano contiene alguno de los pequeños fósiles de la gran ciudad sajona.
Y hablamos de la lechería Pfunds Molkerei, llena de visitantes y que mantiene unas cuantas joyas publicitarias y estructurales en su interior. Puedes comprar diferentes delicias e incluso un muy buen jabón que venden en preciosas latitas.
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