Qué bonito e interesante es siempre el ejercicio de observar, de un simple vistazo, el recorrido de una marca. Las automovilísticas son, en este caso, magníficos referentes. Culturalmente, los fabricantes de automóviles han sido cuidadosos y muy conservadores en los giros gráficos y conceptuales, actuando, según la cultura local, de diversas formas. Tanta admiración me merecen aquellos que dan locos zigs zags como los que permanecen férreos y respetuosos a sus iconos. Éstos últimos, conociendo un poco este universo, y habiendo acertado desde el principio, son los que actúan con más coherencia. Véase el claro ejemplo de VolksWagen que permanece prácticamente inmutable a su diseño original, y no hay más que ver el símbolo plasmado en uno de sus vehículos, formidable. Otros, en cambio, como Alfa Romeo/Lancia, no han sabido sintetizar su símbolo, pero sí mantenerlo. Luego hay otras marcas que, pese a tenerlo fácil porque parten de digna materia prima acaban perdíendose en inocuos brillos, excesos sin sentido y aderezos vacíos, el penoso caso de SEAT, Renault (qué pena), Peugeot. Los alemanes (excepto la locura Opel) tiran de firmeza y coherencia, es en el norte donde se respetan los códigos y se implementan con rigor prusiano, nada de alegrías y nada de experimentos, la marca es la marca, es el símbolo que nos dice "ésto es algo de calidad".
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