Lost in Translation, la segunda peli de Sofía Coppola, es una de esos filmes que veo con sumo agrado en repetidas ocasiones. Aunque tiene ese toque "indie" que no es lo mío, el trabajo de Bill Murray, actor maravilloso, la presencia fantástica de Scarlett Johansson y ese plató inmenso y único que es Tokyo, la hacen muy especial. Ver esta película, en su momento, fue el empujón definitivo que me envío al país nipón, así de simple soy. Je. La peli tiene grandes momentos, pero uno de mis preferidos es en el que Bill Murray, que hace de un famoso actor norteamericano que viaja a Tokyo a rodar un spot de un coñac, hace la sesión de fotos para la publicidad.... su caras, expresiones y el juego que lleva como pato en garage es único y tronchante.
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