Concierto de altísima calidad, lleno de matices y que tantos buenos recuerdos me trae. Hay que estar muy atentos a los detalles, a los curiosos amuletos de Lifeson (en pedalera y amplis), a los pollos rustidos, a los platillos volantes, a la depuradísima técnica de Peart (Portnoy cuántos vídeos habrá visto de este hombre?), al especial y formidable estilo de tocar el bajo de Lee, en fin, una joya.
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