Una ciudad está llena de historia, historia que no sólo nace de los grandes acontecimientos bélicos o religiosos, también a través de las pequeñas narraciones de sus ciudadanos, de su comercio, en definitiva, de la vida que hay en sus calles.
Acabar con el comercio tradicional de una ciudad es una labor estúpida, y la ciudad que lo hace no merece pasar a la historia ni ser relevante. Porque el comercio, las personas, el artesano manual, el conocimiento, la diferenciación, hacen que estos lugares sean únicos.
En todas la ciudades del mundo hay Zara, Ale-hop, Tiger, Adidas, y las grandes franquicias. Pero no en todas hay exquisitos lugares únicos como confiterías, zapateros, tenderos, bacaladerías o vinaterías.... y al final, el visitante lo que busca es lo diferente, la esencia, lo personal, la experiencia.
Lisboa, poseedora de un comercio poderoso, tradicional y bellísimo, así lo ha decidido. Ha pensado menos en el corto plazo y más en el sabio largo plazo, conservando la historia y la personalidad. Por eso ha creado "Lojas com história", un marchamo que tienen decenas de comercios míticos y deliciosos, donde encontrar esa experiencia distinta.
Visiten su espacio web y disfruten con ese sencillo vídeo de artesanos, vean la galería de tiendas y babeen ante el patrimonio conservado. En nuestra ciudad, Zaragoza, hemos tenido iguales o mejores comercios que los que aparecen, pero tristemente, no hemos sabido conservar casi ninguno. Yo me pregunto quien acierta en su política cultural y de vida, y no tengo dudas, acierta Lisboa.
www.lojascomhistoria.pt
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