Generalmente las visitas a catacumbas con cuerpos mostrados suelen pertenecer a órdenes de los Capuchinos. Todos hemos visto las de Roma u otras ciudades.
Pero esta pequeña catacumba de Savoca tiene un toque especial. Primero, la entrada, como si de un viejo colmado se tratara. Llamas al timbre y un caballero te responde, "ya voy, un momento". Al rato aparece un simpático lugareño, amabilísimo, que te abre la nada tétrica residencia de cadáveres y te cuenta un poco la movida.
Lo excepcional de este espacio es que los muertos a la vista son nobles civiles, ataviados con sus ropajes de época, con los zapatos, cinturones, botonería, lazos y detalles de entonces, soberbio. Médicos, políticos, un par de frailes, prebostes de la zona, todos con su vestimenta original del XVII y del XVIII.
En primera instancia estaban dispuestos de forma vertical en una especie de hornacinas en la pared. Y lucían, como símbolo de estatus, oros y joyería. Fueron saqueados obviamente y maltratados hasta que la villa los dispuso tumbados en urnas de cristal.
No se pueden hacer fotos del interior, os muestro una de Tripadvisor facilitada por los gestores del espacio.
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