No he podido dejarlos en el rastro, me traen demasiados buenos recuerdos y son demasiado especiales.
Precioso el posavasos de la cafetería de El Portillo, una estación modernísima que rompió moldes en su momento y que ahora está condenada y desaparecida.
Y el del Aeropuerto de Zaragoza, ¿qué decir?, maravilloso. Recuerdo perfectamente el antiguo aeropuerto de nuestra ciudad porque "ibas a ver aviones", aunque nunca cogieras ninguno. Su estilo, tan propio de los años 50, era cálido y de calidad. Enorme escalera que te subía a la cafetería superior desde donde se podían observar los escasos vuelos de compañías como Aviaco o Iberia, poco más. Recuerdo que me transmitía sensación de "esto es para gente de dinero" y, sobre todo, visto en perspectiva, lo sencillo que era andar por él y acceder a los vuelos.
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