Ha llovido muchos desde finales de los 80, desde que vi aquella Bitelchús, tan diferente, tan distinta, irreverente, sorprendente, kitsch, incluso bizarra. Soy un gran fan de Tim Burton, mostraba una propuesta diferente, un pelín más dolorosa que lo que pide este mercado amanerado en el que vivimos. Transgredía, provocaba y recogía fetiches, sus fetiches, olvidados a veces y recuperados siempre, y los sacaba a la luz. He disfrutado mucho con sus sorprendentes y emocionantes películas, pese a Johnny Deep en algunas de ellas, sobreactuado y excesivo (nunca ha sido santo de mi devoción el muchacho).
Recuperar a Lee, a Keaton, a Landau, sacar de los cajones historias que están en el acerbo de todos, y darles esa vuelta de tuerca "torcida" me hacía esperar cada propuesta del director.
Pero todo se torció en 2010. No se si han sido los años, el dinero, las comodidades, las energías, no lo se... pero Disney y su Alicia de aquel año marcan un antes y un después del cine del autor. Sweeney Todd, fabulosa, fue la última peli de TB que me rompió la cabeza. Y ahí, para mi, se acabó la magia. Después han llegado mediocridades sin fin, como Alicia, Sombras Tenebrosas, Abraham Lincoln el cazador de vampiros, Big Eyes, Miss Peregrine... uff... para acabar en Dumbo.
Dumbo ya empieza rara, con un abuso del ordenador que asusta y que enfría el ánimo del más pintado, lejos quedan las carretas de Freaks o delicias como Carnival (obra maestra) que son referencias, aquí todo es de color de rosa y hasta la mierda de elefante huele a margaritas. Dumbo no es cursi, es lo siguiente, es empalagoso, tan mono, tan peluche, con esos ojazos que te miran con inteligencia, más listo que el primero de la clase. El guión es de papanatas, manido, obvio, sin sorpresas, el maniqueísmo triste y digno de la factoría Disney, que tiene que meter la moraleja del maltrato animal por contrato. Imagino que le habrán dicho "te dejamos hacerlo pero Dumbo no se toca pelos, que te conocemos".
Ni Keaton, que es muy bueno, ni De Vito y Eva Green, que también lo son (ni la presencia del enorme Alan Arkin) salvan el disparate empalagoso, de festín Disney de colores y neón.... ni un guiño a la maldad, a la transgresión, a la creatividad... ni los monos tienen gracia, y eso es difícil.
Me han entrado ganas de abandonarla a los 60 minutos de metraje, pero por respeto a esos años de gloria no lo he hecho. Dumbo, y que me perdone mi adorado Tim Burton, para este que escribe, es una castaña de primer orden... ni con ojos de niño ni con pañales puestos, el mediocre cine es mediocre. Bitelchús Bitelchús Bitelchús!!!!!!.
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