Precioso original de URDÁ, uno de los más grandes dibujantes de tebeos y del TBO que ha dado este país. Siempre me gustó el arte del maestro Urdá, absolutamente inspirado en la línea americana de principios de siglo, del mismo Disney, con esas "articulaciones tubería" dinámicas y divertidas, y ese exquisito uso de la tinta, con limpieza y tino. Resistente, potente, seguro y toda una garantía de calidad.
Nacido en 1888, el barcelonés, con ese aire de señor académico, empieza muy joven, casi con el mismo siglo XX, a colaborar en multitud de revistas, gacetillas y tebeos de la época. Es practicamente un pionero del TBO, de hecho en su número 3 ya realiza la portada con su firma. Junto a Opisso y Benejam fueron los pilares sobre los que se edificó el maravilloso TBO y pieza fundamental de su éxito y continuidad.
Especialista en pasatiempos, acertijos, juegos, fábulas, adaptación de cuentos clásicos, era el maestro de estos temas, así que sus colaboraciones son muchas y soberanas, como es el caso de este original. Siempre vinculado al tebeo pero también jugueton con la publicidad y la animación, tristemente de inmerecida forma anónima. Con los años su obra ha sido puesta en un altar y yo le tengo enorme admiración, por su gran trabajo que jamás perdió la meticulosidad, el cariño y el amor por las cosas bien hechas.
Me llamó mucho la atención este original. Primero porque corresponde al Número 1 tras la guerra civil de "Selección de Historietas y Pasatiempos", lo dicho, de lo que era experto avezado. Destacable filigrana en el rótulo superior, precioso homenaje a Popeye en el número 1 (¿alguna se casaría con Popeye?). El concepto es demencial en sí mismo, y fuera del mundo, pero debemos retrotraernos a la postguerra y a la cultura relacionada con lo femenino del primer franquismo. Elegir un perfil es una locura, pero los perfiles en sí mismos son demenciales, pero son los que eran, desde el noble arruinado, al arrogante milirar, del guapo, elegante y pobre al agricultor acomodado. Del negro africano, al pobre pero de porvenir, del extranjero feo con buen negocio al jorobado gracioso. Lo dicho, una fotografía brutalísima de los perfiles masculinos de la época, desternillante y llena de vinagre.
Está dibujado con primor, de hecho es admirable como, con cuatro trazos, consigue marcar de una forma tan clara y fresca cualquier tipo de rol. En la casilla 9 puede verse la firma del maestro, rodeada de lápiz azul para que no fuera editada en lo impreso. Un detalle terrible de la editorial que demuestra el maltrato a la creatividad, los derechos de autor intelectuales y al talento de estos artistas que trabajaban como hormigas haciendo un original tras otro.
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