Asisto atónito a la presentación de la precandidatura olímpica de la Generalidad de Cataluña a los Juegos Olímpicos de Invierno. Los juegos son unión, son mestizaje, son comunión de pueblos. Pero en este caso la cosa se convierte en una herramienta de desunión interna, de diferenciación y de prepotencia.
No habrá juegos sin Aragón. No habrá Pirineus sino Pirineos. No habrá marketing sin nuestra marca, que lo tengan claro. Vender unos juegos de invierno con la marca Barcelona es hacerlo como con la marca Río de Janeiro, ellos sabrán.
No hay que ir con una novia que no te quiere, respeta y comparte vida y vivencias contigo, no se puede establecer una relación de medio-largo plazo con ella. Y esta novia, arisca, fea y altiva, no quiere a nadie ni quiere compartir viaje. Un negocio lo es cuando las partes se benefician. Cuando una dice todo para mi, nada para ti... eso sí te dejo trabajar, pagar y recoger la mesa, no queda más remedio que, con una media sonrisa, sin enfados y con serenidad, mandarla a freir espárragos.
¡Qué bonito sería una candidatura conjunta, de hermanamiento y esfuerzo común! Trabajar juntos, beneficiar a los valles, a sus habitantes, a las infraestructuras... una pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario