Hay objetos que simplemente te llaman, tienen algo diferente y deseas que te acompañen en lo que te queda de existencia sabiendo que acabarán vaya usted a saber dónde. La historia de algunos de ellos, pese a su humildad, puede ser fascinante, y cuando te encuentras con alguno pues quieres mantenerlo fascinante y te permita contar una historia.
Apenas he comprado nada en el periplo coreano, los años te hacen convertirte en más de ser y vivir que en tener, por lo menos en mi caso, y aunque estés en lugares excelentes con objetos inigualables uno ya solo pone los ojos de deseo en cositas pequeñas, muy bellas para el que escribe y singulares, nunca vistas.
He visitado bastantes anticuarios coreanos y vive Dios que he visto de todo, y muy bello, pero finalmente me fijé en esta sencilla tablila de madera tallada en bajorelieve y pintada a mano. Es un compendio de rarezas, puede verse un coche americano, de la época en la que los norteamericanos andaban metidos en el fregado, tallado con primor, y con un fondo de naturaleza. Ha debido ser utilizada como "llavero" de algún portón o cochera. El anticuario (Kotaemi Antique) me la vendió con una mirada de tristeza, la tenía presente en la mejor parte de su estantería y no entendió muy bien mi interés por ella, a mi me parece un objeto fascinante. Americanos en Corea, de Corea a España.... si algún día acaba en un rastro me encantaría ver la cara de su próximo custodio.... "¿De dónde habrá salido ésto?".
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