lunes, 11 de octubre de 2021

¿UN BARCO FANTASMA?... NO, ERA EL BELEM

Mi llegada a Saint Nazarie, en concreto a la zona de playas de Pornichet no pudo ser más inquietante. Una densa niebla, digna de la mejor película de piratas, llegaba hasta la misma orilla de la playa, dando al horizonte marítimo un aspecto que jamás había visto.... puro Stevenson.

Absorto en tan impresionante imagen me quedé un rato observando el magnífico paisaje cuando, no lo podía creer, en el horizonte, de forma fantasmal, se divisó un barco de tres mástiles. Estaba atónito. Uno, que es un gran amante de todo lo que tenga que ver con la marinería old-school, permaneció vigilante ante tamaña visión, en un momento dado el buque desapareció entre la niebla.

La sorpresa aún no había acabado. Ese mismo día, en mi visita al puerto de Saint Nazarie, subido en la cubierta de hormigón de uno de los diques del Puerto Submarino Alemán, veo que se abre el puente levadizo del puerto, y oh sorpresa!, el barco de marras, un soberbio velero de tres mástiles, surca todo el  puerto, frente a las bocas de la vieja estructura alemana, provocando una estampa, en mi opinión, fascinante.

Era El Belem (1896), el último barco de tres mástiles francés y el más antiguo de Europa que se mantiene en navegación, además del segundo velero más grande de Francia que se conserva. Fue construido en Nantes y su periplo de trabajo se ciñó, mayoritariamente, al Caribe. Acabó muy deteriorado en los años 70 en Venecia y, comprado por un particular, con el apoyo de un banco francés, se ha convertido en un monumento histórico desde 1984 y se usa para cursos de formación para marinos y como representante de Francia en los grandes encuentros internacionales de velero.

Un encuentro casual que jamás olvidará este humilde viajero.





 

2 comentarios:

Langsdorff dijo...

Leo su periplo en wikipedia y un aplauso para todos los que hicieron posible que hoy los franceses (y españoles viajeros) puedan disfrutar de su espectacular estado de revista.

Antonio Saz dijo...

Sí, es interesante el camino del barco, y es fascinante verlo entrar en un puerto que une a los submarinos alemanes, las aventuras de Tintín, los viajes por el Caribe y al mismo jacques Tati... Saint nazarie lo tiene todo. Un abrazo

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