Bueno, palabras mayores. Con 8 grados bajo cero nos hemos cogido, tras un hirviente y necesario café con cookies, el metro línea Red hacia el norte de la ciudad, varios kilómetros, para llegar a una zona muy interesante donde se encuentra el Broadway Antique Market, un viejo almacén enoooorme lleno de puestos de antigüedades, muebles, objetos de todo tipo y materiales imposibles.
Un lugar que nos ha llevado varias horas paladear, mirar, detallar, observar ya que por nuestros ojos han pasado millones de objetos, de todo tipo y pelaje, a unos precios maravillosos. Pero me he conformado con observar. Mi señora no ha podido resistirse ante una vieja foto de un hospital victoriano y discos de jazz, yo me conformé con una chapita de mis queridos RATT.
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