The Green Mill es un local mítico ubicado en el 4802 North Broadway, en Chicago. Es un espacio con historia y parte troncal del periodo de la Ley Seca. En este lugar, ciudadanos, mafiosos y gente de toda pelaje se juntaban a disfrutar de la bebida prohibida, del jazz y del baile. El local, ahora en una zona un pelín decadente, cerca del viejo Aragon, estaba regido por Jack Machine Gun McGurn, asociado de Al Capone.
En el Green Mill actuaron la Fitgerald, Sinatra, Billie Holliday, pero cuando entraba el capo de la Mafia la música paraba en seco y empezaba a tocar la canción preferida del jefe del gang, "Rhapsody in Blue".
En los sótanos se encontraban las bebidas prohibidas, las salas para timbas. Al fondo, cerca del escenario, se ubicaban Capone y sus secuaces.
Hoy llegas allí y el viejo GM te recibe con la pátina del puro y la copa, del cigarro y la bebida derramada.... techos marrones y viejos bancos de madera y piel, con tono ocre y trabajado. Lámparas de techo de diseño perdido en el tiempo, luz taciturna, decorados escénicos que han aguantado el paso de las décadas. Escenario con neón fantástico, pista de baile de las de antaño, crepitante y curtida en un millón de bailes. No admiten tarjetas de crédito, sólo cash, camareras intensas que sirven bebidas sin fin. Mientras degustas una buena cerveza empiezan a llegar hombres y mujeres vestidos como en los años 30, cogen sus butacas y piden sus cocktails. Lentamente, una banda estupenda de swing, los Fat Babies, van entrando en el escenario, vestidos como hace 80 años, con cortes de pelo a navaja y fuera de moda, corbatas imposibles, viejos estuches de trompetas y trombones, una batería muy veterana montada con sumo mimo, ajado el contrabajo, precio banjo, pianista que quita el hipo con una voz fuera de modas.
Os pongo un vídeo de una actuación antigua (2012) de The Fat Babies en The Green Mill, pero que da una referencia clara de cómo fue el espectáculo.
Un viaje en el tiempo señores, algo inaudito, te sientes teletransportado. Luego, pagando 7 míseros dólares por cabeza (bebidas aparte), The Fat Babies disfrutan ofreciendo una doble sesión de swing prodigioso, que retumba con elegancia. Parejas salidas de una peli de Capra bailan con primor mientras tú, con la boca abierta, asistes a algo jamás visto. Artistas, bailarines y público , sobre todo los primeros, se sienten orgullosos y propietarios de un legado artístico que no van a dejar que se pierda. Una experiencia inolvidable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario