Luis Alegre es un mitómano, un enorme fan del cine y de sus estrellas. Tiene buen gusto y ha tenido la sapiencia, la mano izquierda y el talento, de saber ganarse su confianza y cariño. También le pasó con Luis Berlanga, el enorme cineasta español. Cuando vi que sacaba esta edición ilustrada no me lo pensé. Sabía con lo que me iba a encontrar, una propuesta ligera y de rápida lectura, nada pomposa, nada sesuda, pero sí hecha desde el cariño, la admiración y el buen gusto. Ilustrado por El Marqués, un tipo que hace tendencia con limpieza y equilibrio, muy en boga, muy simplista y sesentero.
Luis Alegre ha sabido traer a esta tierra a todo el cine patrio, a engancharles desde la cercanía, y le tenemos que estar agradecidos. Si esperas alta literatura no la encontrarás en este homenaje al valenciano, es más parecido a un cuento para niños en el que, de manera cariñosa, se narran las andanzas de un buen e inteligente director de cine que se bebía la vida a tragos.
Berlanga nos ha hecho muy felices a todos. Su madre era aragonesa y siempre tiró para acá, rodando la Vaquilla, Los Jueves Milagro y otras delicias en nuestra tierra. Recordarlo con una sonrisa en su centenario, amable y cercana, me parece una muy buena idea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario