Deliciosa mañana nublada, agradable, de esas que apetecen. Así que a por los 4 kilómetros de rigor hasta el Parking de Expo que alegran las piernas y el alma. Pocas novedades en el destartalado parking y un rastro al 60%. Interesantes ese Porsche de Nacoral y alguna otra cosilla más. He conseguido una rareza en un puesto de un caballero que el pobre no tenía ni idea lo que me vendía. Una señora ecuatoriana muy simpática me ha preguntado "¿hijo mío, qué es ésto que compras?". Hay una cosa que me encanta y que cada vez practico más, además de que me reporta buenos resultados, es la amabilidad extrema.
Señoras y caballeros de todo tipo que tienen que soportar preguntas groseras de personas que ni les miran a los ojos y un poco por encima del hombro cuando lo hacen, agradecen mucho un "caballero- señora, buenos días, si es tan amable, me podría decir el precio de ésto?" A algunos se la bufa, pero a otros muchos, sobre todo a las vendedoras, les agrada sobremanera que te dirijas a ellas con amabilidad y les llames con la educación que merecen.
Me han encantado, eso sí, esas dos cajas limosneras, sobre todo la pintada a mano, pero estaban sumamente oxidadas y requerían una potente restauración.
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