Se acaba el rock, llega el emporio

Hay un síntoma inequívoco de que la máquina de billetes de cien dólares llamada KISS deja en breves los escenarios para convertirse (ya lo es) en una franquicia diversificada en búsqueda de rendimiento crematísitico puro, porque el rock, los discos, los conciertos y el cuerpo ya no dan para más. Los empresarios (ya no son rockeros) de mundo del espectáculo y el entretenimiento, Paul Stanley y Gene Simmons es que ya no van a tener tiempo para cosas tan estúpidas como componer un miserable y digna canción de rock. Hay que vigilar el fichaje del nuevo jugador del equipo de la NFL "LA KISS" de Los Ángeles, gestionar la franquicia, ir  las inauguraciones de los Rock & Brews, cadena de restaurantes de comida "forraje" que han empezado a abrir por todo USA o gestionar la producción de KISS Hello Kitty, el Mini-Golf, las licencias, la producción de bajos y guitarras o la lista de bodas en la Capilla de Las Vegas. Es entendible, los años pasan y se buscan nuevos retos más acordes a la edad, la familia, el cuerpo y las sensaciones. Son más de consejo de administración que de estudio de grabación, más de Foie con mazana que de bocata en camerino y la vida ya se ve cuesta abajo, sin frenos y con miles de conciertos clonados a las espaldas. Son profesionales, empresarios y buscan otras cosas. El Imperio KISS abandona su camino del rock para adentrarse en el de Wall Street. ¿Hasta dónde llegará?.... yo estoy convencido que aún nos darán una sopresa mayúscula, pero no será con el nuevo disco.