Tabú es la última obra de Murnau, el director no llegó a ver su estreno ya que murió antes del mismo. Es un docu-drama ubicado en Tahiti, en los lejanos y paradisíacos Mares del Sur. Es una de las cuatro piezas que rodó en Estados Unidos, allí es considerado como un documento siginificante a documentar en la Biblioteca del Congreso.
Es de una frescura y emoción fascinantes. Sus actores no son profesionales, son gente autóctona y ya, desde la primera secuencia, te muestra como su encuentro y simbiosis con el entorno natural es absoluta. Los protagonistas, una pareja de enamorados locales, se ven envueltos en una compleja situación que mezcla, tradiciones, honor e injusticia, llevándolos por un camino que no quiero contar pero que pone en contraste la harmonía y sencillez de la vida de las tribus autóctonas en contraste con sus propias tradicones y la implacable frialdad del consumo occidental, el dinero y el poder.
Murnau siempre se distinguió por su capacidad de innovación, tras su obra muchas escenas que hemos visto en cine de los 40/50/60 dedicado a los Mares del Sur nos vendrán a la mente, pero sin la autenticidad y hermosura de la cámara del maestro alemán. Esa llegada del velero a la isla con la bienvenida de toda una aldea no se puede definir.
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