Por cuestiones familiares he tenido la suerte de sumar, por vivido, un pequeño vínculo con el Hospital Johns Hopkins de mi querido, desastroso, verdadero y recordado Baltimore. Es una paradoja que, en una ciudad considerada como una de las más violentas de Estados Unidos, junto a Detroit, se encuentre un lugar de conocimiento avant-garde en medicina, psiquiatría y gestión de conocimiento médico. Por las calles de Baltimore pasó Frank Zappa (tocó varias veces en el local abandonado del edificio donde estuvimos alojados), Edgar Alla Poe, que murió de manera deleznable en sus aceras, o el maravilloso Lou Costello... ardió su centro urbano y la población afro-americana copa su casco central. Es una ciudad que quedó en mi corazón.
En el Hopkins, casi una ciudad, se juntan especialistas de todo el planeta, de altísimo nivel. Es un lugar referente en psiquiatría vinculada con la demencia degenerativa y todo tipo de patologías relacionadas con el cerebro, pero me resulta fascinante que su "navegador de datos" on line, sea el referente mundial de todos los medios de comunicación en realción con el COVID-19.
Como si estuvieras frente a un gestor meteorológico de tornados, o alteraciones sísmicas, o la propia Bolsa de NY, el Hopkins mantiene el ratio de cifras como si estuvieras en un satélite vigilando todo el planeta. Un detalle muy chocante. Estados Unidos lidera el número de muertes, pero han desmembrado la cifra para no aparecer rotundamente los primeros, no queda bonito, y simplemente el estado de New York, con casi 19.000 muertos (que ya son muertos), se asoma en la lista acercándose a las tristes cifras de España, Italia, Francia o UK, un simple estado norteamericano.
Si queréis ver el cuadro de mando lo podéis encontrar en:
https://coronavirus.jhu.edu/map.html
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