miércoles, 1 de julio de 2020

CAJA INMACULADA CALLE DON JAIME, ZARAGOZA

Un trío de piezas, además del enorme mosaico de la Inmaculada de la fachada de 15 metros de altura, recuerdan la antigua presencia de Caja Inmaculada en la céntrica Calle Don Jaime de Zaragoza. 

Esta obra, del periodo franquista e inaugurada a principios de los 60, fue un pequeño shock para la ciudad, a nivel arquitectónico, a mi personalmente, pese a su equilibrio formal, me parece un atentado estético, más aún la vanguardista virgen de teselas y cerámica, con un punto extravagante y de icono ruso o cercano a lo bizantino, además de esa mano que bendice claramente budista.

Pero hoy nos centramos en los dos relieves de piedra caliza de la parte inferior que ponen en valor el trabajo, el ahorro y la familia, realizados por Marino Amaya. Son piezas algo ñoñas, dignas de cualquier edificio soviético de los 60, je, pero tienen un interesante equilibrio formal, vaya usted a saber qué será de ellas en el futuro.... trabajo, familia y ahorro, je. Además, se puede encontrar un sencillo bajorrelieve cerámico que recuerda la ubicación de la cerrada Sala Barbasán, más tarde llamada Sala CAI Barbasán. Un lugar que era una oportunidad para los jóvenes y nuevos artistas, muchos de ellos tuvieron en este espacio su puesta de largo artística.

Sala CAI Luzán, Sala CAI Barbasán, cerrados para siempre dos lugares memorables que mucho hemos disfrutado y en los que más hemos aprendido.




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