sábado, 5 de noviembre de 2011

Un concierto para reflexionar


De todas las cosas en la vida se puede extraer una lectura, sin querer parecer pedantemente reflexivo, del pasado jueves saqué varias.

Nos acercamos a la excelente Sala López (gracias Tomás por encontrar mis llaves, la organización, la amabilidad y por hacer las cosas tan bien) que es un lugar que hace las cosas especialmente correctas aunque tenga carencias en la ubicación del escenario y el confort de visibilidad. Pues allí nos fuimos un grupo de buenos amigos a ver a Paul Di´anno, primer cantante de la primera banda de heavy metal en los charts, los insustituibles Iron Maiden.

Los dos primeros discos de Iron Maiden, donde canta Di´anno, son excelentes, limpios, poderosos e innovadores. Con canciones míticas como Running free, Phantom of the opera, Transylvania o Remember tomorrow. Allí fuimos ilusionados. Olvidable el grupo telonero, una vez más, que pese a ser honesto contenía en sus filas una gritona cantante con cero glamour y una banda de voluntariosos fans de esos que NO miran al público. No se exactamente que quieren esos Everdream, pero bueno, no sonaron del todo mal.

Y luego vino el amigo Paul Di´anno. La reflexión que me llevo del momento es como la vida, en sus cruces de trenes y carambolas, en sus actitudes, puede hacer que un tío que pudo tenerlo todo no tenga casi nada. Un hombre que si hubiera sido serio y trabajador (no un homeless hooligan navajero) podría ser, en este momento, un dios del metal. Ahora nos encontramos ante una mala una caricatura de un rockero.

Di´anno iba lanqueado por una antiglamourosa pero voluntariosa banda-cover de Maiden (italianos con un look muy hispano) que atesoraban un bajista correcto y dos guitarras olvidables, más un batería majico pero de look imposible. Y all frente de ellos, un mastodonte inválido (pobre Di´anno, da dolor verlo) con una pierna destrozada que le produce auténtico sufrimiento en el escenario. El cantante tiene problemas de oxigenación, y se nota que guarda, en el fondo de su alma, una bestia de escenario pero lamentablemente no puede moverse y que ve peligros en todo lo que le rodea. Cantó varios viejos temas de Maiden y cerró con Ramones, en medio, alguna canción de sus discos en solitario con claro sonido punk-metal, donde el cantante se siente más a gusto.

Se vibró con algún tema de Maiden, pero sobre el ambiente se cernía una curiosa sensación de fragilidad en cuanto a que Di´anno podría sufrir, en cualquier momento, un arrebato de furia, dolor, o éxtasis.... así es en este momento el carácter del frontman, más propio de un matón de bar portuario británico que de un cantante de rock.... "Dolor, veo mucho dolor" (como decía Moreno) en la cara de Di´anno. No está bien, ni psíquica ni físicamente y tiene mal recorrido el amigo. Sus ojos a veces desprenden furia y otras veces bondad, es una auténtica bomba bipolar de relojería.

Un concierto que en lo musical nada aportó, quizás si en lo reflexivo e histórico. Un tipo que dejó que el tren de la gloria metálica se le colara entre las manos.... un tal Dickinson, trabajador, en forma e inteligente supo coger el testigo encontrado y ahora es uno de los dioses del mnetal. No digo que eso sea el éxito, para Di´anno puede serlo el beber una pinta en la zona más oscura del bar.... pero tras lo visto, la sensación que rme llevé a casa fue la de haber visto a un tipo que desprende fuerza y dolor, que bien orientado en su momentos, podrían haber sido magia en un escenario durante decenios.... no es el caso.

Le robo descaradamente la foto a mi hermano de su blog, os invito a leer su crónica:
www.arturosaz.blogspot.com

3 comentarios:

héctor marcos dijo...

Tiene pinta de fracasao ' aunque todavía conserva la voz. no te vi antoñito. u. abrazo chatin .

Antonio Saz dijo...

todos salimos con cierta sensación de pena, yo tampoco te vi amigo, un fuerte abrazo

Antonio Saz dijo...

Por cierto, me olvidaba..... pude volver a saludar a Carlos Destroyer que por ahí apareció. Un saludo efusivo y todos mis ánimos al veterano fan kissiano que tan bien se portó siempre conmigo y que al que tantas veces nos encontramos por esos recintos de Dios, welcome back Space Carlos Destroyer, purito Frehley.

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